La Medicina del Estilo de Vida: Un Viaje de Conexión y Transformación
Artículo escrito por la Dra. Majo Álvarez, miembro fundador de AMMEV, especialista en acupuntura y medicina China Tradicional.
Fehca
No es fácil ser el rebelde, el pez que va contracorriente. Aunque esta idea puede sonar emocionante, cuando eres médico y has sido formado en un sistema de pensamiento completamente científico, ser ese "pez" que sale de la pecera para explorar nuevas aguas puede ser una experiencia solitaria y, a veces, rechazada por aquellos que llevan años en la práctica clínica.
Si eres un profesional de la salud y alguna vez te has sentido así, quiero felicitarte. Felicidades por tomar el riesgo, por atreverte a ver y vivir la medicina de una manera diferente. Porque diferente no significa malo. Diferente es crear nuevas perspectivas —o varias perspectivas— para comprender la enfermedad, el cuerpo, los síntomas, la mente, las emociones y, sobre todo, al ser humano. Es tener la capacidad de conectar con esa persona que acude en busca de ayuda, y hacerlo de la manera más profunda y comprensiva posible.
Los pacientes son el regalo más sagrado que nuestra profesión puede ofrecernos. Tener a un ser humano frente a ti, dispuesto a abrir su alma a un nivel tan íntimo, confiando en tus palabras, es una de las experiencias más delicadas y hermosas que cualquier profesional de la salud puede vivir. Este es el momento en el que, no solo recae una enorme responsabilidad sobre nosotros, sino que también se nos presenta una ventana dorada para compartir y conectar con esa persona en su proceso de búsqueda, tal vez de fragilidad y vulnerabilidad. En esos momentos, cada palabra que pronuncie tiene el poder de afectar su salud, para bien o para mal. Y me pregunto: ¿qué queda de esa persona si no encuentra lo que vino a buscar de mí?
Entender este concepto y vivirlo en carne propia no es algo que encuentres en todos los profesionales de la salud. Es una cualidad que se lleva dentro, una chispa interna que sale a la luz en esos momentos de consulta, cuando dos personas se encuentran: una buscando salud, la otra ofreciendo sanación. Para algunos, esa chispa se enciende desde jóvenes, guiándolos por un camino lleno de color hacia un enfoque integrador y holístico de la salud. Otros, como yo, tardamos años atravesando rechazos, dolor y preguntas existenciales, hasta que un encuentro o una experiencia nos despierta esa chispa. Y, de repente, nuestra vida se conecta con algo mucho más grande. Ya no es tan necesario pedir un sinfín de estudios, ni recurrir a intervenciones que antes creíamos indispensables. Lo que descubrí fue que ofrecer más tiempo en consulta, permitir que las lágrimas más profundas afloraran de un corazón que pedía ser escuchado, a veces era la verdadera medicina. De repente, me di cuenta de que herramientas como la meditación, el autoconocimiento, el pasar más tiempo con la familia y menos en el trabajo, creaban milagros que ningún medicamento podía lograr.
Qué afortunados somos los que hemos tenido el privilegio de vivir esta experiencia, practicando día a día una medicina de vida basada en experiencias y herramientas. Pero aún más afortunados somos los que, en ese mar de soledad y aislamiento, pensamos que éramos peces rebeldes sin causa, y de repente nos encontramos con un banco de peces hermosos, de todos colores, tamaños, edades y especialidades. Juntos, compartimos sonrisas, conocimientos y, sobre todo, experiencias.
Te preguntas: ¿cómo es que son tan felices, siendo unos rebeldes sin causa? La respuesta es simple: cuando estás en comunidad, todo se vuelve más fácil y agradable. Al sumarse más peces a nuestro banco, descubrimos que no estamos solos. Hay miles de "peces rebeldes" hermosos como tú, con los que conectas. Encontramos historias que nos conmueven, nos hacen sentir parte de una familia y nos motivan a seguir adelante. Compartimos pacientes que, al salir de sus enfermedades, dejan de ser solo un caso y se convierten en un logro compartido, una sensación profunda de satisfacción colectiva. Porque, cuando la medicina se convierte en un deporte de equipo, todos los logros se celebran juntos, y eso alimenta el alma y el propósito de seguir sanando y apoyando a otros en su proceso de sanación.
La AMMEV es ese banco de peces que me llena de conocimiento. Me ha abrazado con el apoyo de especialistas con los que jamás imaginé tener el honor de trabajar mano a mano, ofreciendo un enfoque integrativo para tratar a los pacientes. Los congresos organizados por la AMMEV, como el 1er Congreso Mexicano de Medicina de Estilo de Vida en Monterrey, han enriquecido tanto mi mente como mi alma de sanadora.
Lo más valioso que me ha ofrecido la AMMEV no son solo los conocimientos adquiridos, sino las personas increíbles que he tenido el privilegio de conocer. Con ellas comparto más que el título de ser médico o profesional de la salud: comparto una visión. Juntos practicamos una medicina que se enfoca en el estilo de vida, en el día a día del ser humano, previniendo, fortaleciendo y optimizando su salud, practicando una medicina universal.
Si deseas ser parte de este movimiento y unirte a esta comunidad que busca revolucionar el sistema médico en México, te invito a formar parte de la AMMEV. Juntos, podemos generar salud y bienestar para todos.